El
valor cristiano de la ley mosaica según el Evangelio de Lucas
Por Fray Mauricio Romero Viquez. Ofm.cap.
Introducción
La Pontificia Comisión Bíblica en su
último documento dedicado a la moral (Raíces bíblicas del actuar cristiano),
realiza un recorrido por la Sagrada Escritura, con el fin de presentar el
fundamento bíblico de esta, que pueda responder a las interrogantes del hombre
de hoy.[1] Hace
referencia en primer lugar, que el hombre es imagen de Dios y por lo tanto
sujeto de responsabilidad, el conocimiento y el discernimiento forman parte de
ese don de Dios; en segundo lugar, dice que la libertad del hombre, se convierte
en una llamada al discernimiento moral en lo que refiere a su elección y
decisión[2].
Esto pone de manifiesto que la ley no es
simplemente un conjunto de normas a seguir. El documento manifiesta que el paso
de la ley del Antiguo Testamento, se debe mirar desde la Alianza[3],
como un camino revelado. En el Nuevo Testamento, la ley alcanza su culmen con
la predicación de Jesús (Reino de los Cielos) que no excluye a ninguno del amor
del Padre.
El Evangelio de Lucas se caracteriza por
subrayar la misericordia de Dios,[4] en
un pueblo que en ocasiones se rebela contra su Señor. De hecho, Lucas 4,17
confirma esta realidad diciendo que Jesús vino a proclamar el año de la gracia,
es decir, para su pueblo. El evangelista pone en evidencia que hay lugar para
todos: samaritanos, publicanos y mujeres (María, Isabel, Ana, las mujeres que
siguen a Jesús 8, 1-3 y Marta e María 10, 38-42) [5] y
sin importar la condición de hebreo o no hebreo, todos son invitados a sentarse
en la misma mesa para compartir del mismo pan (mesa abierta).
De la siguiente presentación el tema pretende
resaltar dos aspectos fundamentales desde la visión del Evangelio de Lucas:
a.
La ley desde una visión pedagógica
que sirve para orientar al ser humano en el mundo de hoy, tarea indiscutible de
la moral.
b.
Lucas presenta a Jesús
trasgrediendo la ley sólo en cuanto al precepto del amor con el prójimo.
El
autor
Varios autores sostienen que es difícil
definir con certeza el destinatario del tercer Evangelio.[6] Su
obra se divide en dos partes, a saber: Evangelio según san Lucas y el Libro de los
Hechos de los Apóstoles.[7] El
primer libro, narra el inicio de lo que Jesús había comenzado, mientras el
segundo libro, presenta a los apóstoles como los elegidos e instruidos por Jesús,
que continúan su acción bajo la guía del Espíritu Santo[8].
Lucas al igual que Mateo usa a Marcos
como fuente,[9]
pero gran parte del desarrollo de su Evangelio, consiste en hacer que la
historia de Jesús, sea razonable para sus lectores que provienen del mundo
helenístico.
Lucas, desde el inicio presenta su
objetivo de narrar los acontecimientos en un orden cronológico:
Según Hays, el interés por parte del
evangelista es narrar las cosas que sucedieron con un cierto orden, para que el
lector pueda percibir el plan de Dios en la historia de salvación.[10]
La
figura de Moisés en Lucas
Lucas al igual que Mateo, presentan a
Jesús como Moisés, con la diferencia que en la obra Lucana la figura de Moisés,
no va en la línea del maestro y donador de la ley, sino un Moisés que es el liberador
profético del propio pueblo.[11]
Jesús al ser identificado con Moisés inaugura un nuevo éxodo para llevar a cabo
el cumplimiento de las promesas de la alianza. Esto queda clarificado en Lc 9, 51; 19, 44, parte que corresponde
a la estructura de Dt 1,26.[12]
Lucas presenta a Jesús como peregrino, profeta
similar a Moisés (Dt 18, 15-19) manifestado explícitamente
en el versículo 18: “Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta
semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le
mande”. Esta hipótesis que Jesús es presentado por Lucas, como Moisés, se
confirma en los Hechos de los Apóstoles, que narra la curación del paralítico
en el templo, por parte de Pedro, que nuevamente hace alusión el texto anterior
de Dt 18, 18.[13]
La praxis del valor cristiano de frente
a la ley mosaica
Lucas, escribe para una comunidad de
convertidos no provenientes del judaísmo. Algunos creen que este hecho hace que
el evangelista ignore el rigorismo de la ley; sin embargo, Lucas nos presenta a
Jesús como aquél que es capaz de cumplir las promesas de Dios,[14] sin
excluir a nadie de la salvación.
A continuación algunos puntos que clarificarán
lo dicho anteriormente.
La
ley: Stegemann, presenta como tesis que Jesús no formuló
ninguna ética, ni fue maestro de virtud. Analizando los dichos morales de
Jesús, concluye que deben ser leídos en clave de confronto, como oposición al
sistema
de valores de la cultura y la sociedad de su época, con relación a la
interpretación de la Tora.[15]
Esta afirmación de Stegemann, permite individuar
dos propuestas en cuanto a la ley:
a.
Jesús siempre trasgredió la ley en
miras del precepto del amor. En los Evangelios encontramos una serie de
ejemplos que serían inútiles enumerarlos.
b.
Para los discípulos la ley no se
mide en cuanto al cumplimiento de la ley (Tora), por lo contrario se mide
en el amor.[16]
En este sentido la parábola del Buen
Samaritano (Lc 10, 29 ss) es un
ejemplo claro que evidencia quién es el prójimo (aquél que es encontrado
“casualmente” Lc 10, 31). Benedicto
XVI, en su encíclica Deus caritas est,
comenta al respecto: “(…) la caridad cristiana es ante todo y simplemente la
respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situación: los
hambrientos
han de ser saciados, los desnudos vestidos, los enfermos atendidos para que se
recuperen, los prisioneros visitados, etc.”.[17]
Rossé, dice que la aprobación de Jesús a
la respuesta dada por el doctor de la ley, lleva in se la invitación a descender al conocimiento verdadero de la
ley, que se manifiesta en la práctica de la justa compresión, subrayado con el
imperativo haz eso y vivirás.[18]
La ley como pedagogía: La
ley en la Sagrada Escritura,[19]
desde la perspectiva moral, debe ser vista en una forma pedagógica que permita orientar
a la persona según las circunstancias del momento. Fuchs, expresa que la ley
debe asumir un valor pedagógico que ayude al cristiano a no seguir simplemente
las normas, sino aplicarlas desde un punto de vista humano-cristiano.[20] A
partir de esta perspectiva podemos comprender los gestos que rodean a Jesús en
Lucas, por ejemplo:
Los hebreos excluían a los paganos de la
mesa con el fin de conservar el carácter del pueblo sacro. La comunidad de
Qumrán ponía de manifiesto las normas para salvaguardar la sacralidad de los
alimentos, a través de un catálogo de prescripciones de los que podían sentarse
a la mesa. Entre ellas estaban, que ningún inválido de pies y manos, sordo y
mudo, etc. podían sentarse a la mesa. Jesús, ofrece una mesa abierta incluso para
publicanos y pecadores, contrario a los fariseos que cerraban la posibilidad de
la comunión, con la afirmación de pueblo elegido y la distinción de puestos. [22]
Dunn, señala que Jesús acostumbraba a
comer con publicanos y pecadores, como lo señalan cuatro de las críticas contra
los fariseos, tornan precisamente en las comidas (Mc 2, 15-16; Mt 2, 19; Lc 7, 34; 19, 10). Para los fariseos la
mesa caracterizaba a Israel como el pueblo consagrado a Jahvé, por tanto esa
consagración excluía todos aquellos que amenazaban esta santidad. Por esta
razón la costumbre de Jesús de comer con publicanos y
pecadores,
se convertía en la primera piedra de discordia para los fariseos, para Jesús la
mesa era abierta a todos.
Para algunos surge la pregunta ¿por qué
Jesús no continúa con la práctica del bautismo, que fue introducida por el Bautista?
La repuesta es sencilla, Jesús ofrecía una mesa abierta sin distinción alguna,
el bautismo podía parecer un tipo de barrera ritual, para aquellos que no
estuvieran preparados.
En síntesis Jesús tenía en cuenta el
elemento humano en una determinada situación, que se resume en el amor fraterno
distinguiéndose de una apertura a los marginados.
Con lo dicho anteriormente podríamos pensar
que en Lucas la ley mosaica haya perdido la vigencia, sin embargo, en su
segundo Libro de los Hechos de los Apóstoles, la comunidad cristiana se somete
a las exigencias de los apóstoles (Hech.
15), demostrando así que los destinatarios de este evangelio eran preocupados
por la validez de la ley (temerosos de Dios). Otro que podríamos citar en
relación a la observancia de la ley es la curación del leproso (Lc 5,
14), el cual después de haber obtenido la sanación, Jesús le pide presentarse
al sacerdote para recibir el certificado de su curación.
-
La
curación en día sábado
La pregunta que Jesús hace: ¿es lícito
hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla? (Lc 6, 9) pone de manifiesto que la ley
en sí misma pierde su valor si no tiene presente a la persona, en donde el
sábado en contraposición a la ley del amor por el hombre.
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AMOR
PRECEPTO LEY
Según Conzelmann, en Lucas el hombre es
el destinatario de la salvación y esto se realiza a través de la metanoia.....[23] La
ley adquiere un valor pedagógico, ayudando al hombre a reconocer su falta y
entrar en este proceso de la metanoia,.[24]
Conclusiones
finales
La
tradición de la Iglesia presenta a Lucas como médico y pintor. En cuanto al
primer título, Lucas pone de relieve una serie de milagros que Jesús hace a
favor del pueblo, constituyéndolo así como el autor de la vida, y potenciado la
fe del pueblo; y el segundo concepto, se refiere a la capacidad que tiene Lucas
de pintarnos mediante las palabras un retrato literario de Cristo, que nos
muestra el Rostro misericordioso de Dios, por ejemplo la mujer pecadora (Lc 7, 38).[25]
Por lo tanto, podemos presentar tres conclusiones:
En
primer lugar, no existe duda alguna que Lucas presenta en su Evangelio la
misericordia de Dios, manifestándose desde al inicio del ministerio público de
Jesús, que viene para predicar el año de gracia Lc 4, 19.
En segundo lugar, la propuesta que hace
Jesús de una mesa abierta, sin exclusión, todos son participes al banquete Lc 7, 36 ss.
En
tercer lugar, el Evangelio de Lucas nos muestra aunque cuando Jesús transgrede
la ley, sólo lo hace en cuanto respecta al mandamiento del amor con el prójimo le
insista a sus discípulos a poner en practicar esto mismo.
BIBLIOGRAFÍA
1. FUENTES
1.1 Fuentes en
relación al tema
Bartchy
Scott, Gesù
storico e capovolgimento dell’onore a tavola”, in Il nuovo Gesù storico, a cura di Stegemann-Malina-Theissen,
Paideia, Brescia 2006, pp. 286-293.
Dunn James, Gli albori
del cristianismo. I La memoria di Gesù (Tomo 2 La missione di Gesù),
Editrice Paideia, Brescia 2006.
Hays Richard, La visione
morale del Nuovo Testamento. Problematiche etiche contemporanee alla luce del
messaggio evangelico. Edizioni San Paolo, Cinisello Balsamo 2000.
1.2 Otras fuentes
1.2.1
Fuentes de varios autores
1.2.2 Magisterio de la Iglesia Universal
Concilium
Oecumenicum Vaticanum II, Dei verbum (Romae, 18
Novemhris 1965), Constitutio
Dogmatica de Divina revelatione, in AAS 58
(1966) 817-830.
1.2.3 Documentos papales
Ioannes Paulus II, Redemptor
hominis (Romae 04
Martii 1979), Litterae Encyclicae de
ministerio ineunte, in AAS 71 (1979)
257-324.
Benedictus XVI, Deus caritas est (Romae, dicembris 2005), Litterae Encyclicae de christiano amore, in AAS 98
(2006) 217-252.
1.2.4 Congregaciones
Pontificia
Commissione Biblica, Bibbia e Morale. Radice
bibliche dell’agire cristiano, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano
2008.
2.
Estudios
2.1 Obras de un solo autor
Bagni Arcangelo, Vangelo
secondo Luca. Introduzione e commento, = Collana Dabar - Logos – Parola, Edizioni Messaggero, Padova
2003.
Conzelmann
Hans, Il centro del
tempo. La teologia di Luca, Edizioni PIEMME, Casale Monteferrato 1996.
Ernst Josef, Il Vangelo
secondo Luca (Vol. 1 Luca 1,1- 9,50), Editrice Morcelliana, Brescia 1985.
Fuchs Josef, Responsabilità
personale e norma morale, EDB, Bologna 1978.
Gnilka Joachim, Teologia
del Nuovo Testamento, Editrice Paideia, Brescia 2004.
Grün Anselm, Gesù,
immagine dell’uomo. Il Vangelo di Luca, Editrice Queriniana, Brescia 2003.
Prete Benedetto, L’opera
di Luca. Contenuti e prospettive, Editrice Elle Di Ci, Torino 1986.
Rossé Gérard, Il Vangelo
di Luca. Commento esegetico e teologico, Editrice Città Nuova, Roma 1992.
2.2 Obras de autores
varios
Stegemann
Wolfgang, “Occasione
e contesto dei detti morali di Gesú”, in: Wolfgang Stegemann, Bruce Malina
e Gerd Theissen, Il nuovo Gesú storico, Editrice
Brescia 2006.
[1] Cfr. Pontificia
Commissione Biblica, Bibbia e Morale. Radice bibliche dell’agire
cristiano, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2008. La segunda parte
del Documento es dedicada a la parte orientativa para el hombre de hoy, Así lo
resume el n. 92: “La primera parte, de este
documento se propone individuar los
principales datos antropológicos y teológicos que se fundan en la Sagrada
Escritura la reflexión moral (…); la segunda parte, hace referencia a la problemática
del hombre de hoy”.
[2] Cfr. Pontificia
Commissione Biblica, Bibbia e Morale... n. 11.
[3] Históricamente nunca se concluyo
una alianza entre Dios e Israel. La alianza es un hecho real en la historia
religiosa de Israel, no en virtud de una decisión histórica por parte de Dios,
sino en virtud de la decisión personal de Israel de vivir en obediencia y
fidelidad en relación a Dios, considerándolo el garante de un proyecto de
liberación y de vida en justicia a favor de la comunidad.
[4] Basta tan sólo
mirar el capítulo 15 de Lucas, en donde presenta tres parábolas que expresan la
misericordia del Padre: La oveja pérdida (15, 4-7) la dracma pérdida (15, 8-10)
y sin duda alguna la parábola del Hijo pródigo (15, 11-32). Para algunos
exégetas debería llamarse la parábola del Padre de la Misericordia.
[5] Cfr. Bagni Arcangelo,
Vangelo secodndo Luca. Introduzione e
commento, = Collana Dabar - Logos –
Parola, Edizioni Messaggero, Padova 2003, pp. 14-15.
[6] Cfr. Ernst
Josef, Il Vangelo secondo Luca (Vol.
1 Luca 1,1- 9,50), Editrice Morcelliana, Brescia 1985, pp. 42-44. Comenta que la Tradición
de la Iglesia atribuye el tercer Evangelio a Lucas (Col. 4, 14; 2Tm. 4, 11)
médico, compañero de Pablo, así lo hace notar san Ireneo (Adv. Haer. III 1,1). Según Ernst, la única cosa cierta que se puede
afirmar sobre el autor en base a la estructura interna del tercer Evangelio es
que perteneció a la comunidad pagano-cristiano, que es fácil de comprobar por
su estilo-lingüístico. Grün Anselm, Gesù,
immagine dell’uomo. Il Vangelo di Luca, Editrice Queriniana, Brescia 2003,
pp. 9-10. Para
este autor es difícil sostener que Lucas fuera compañero de viaje de Pablo en
sus giras misionarias, ya que la redacción Lucana es diferente a la teología
Paulina. Puede ser que Lucas formara parte del grupo de los “temerosos de
Dios”, es decir, de aquellos simpatizantes por la religión hebrea.
[7] Cfr. Gnilka Joachim,
Teologia del Nuovo Testamento, Editrice
Paideia, Brescia 2004, p. 190.
[8] Cfr. Hays Richard,
La visione morale del Nuovo Testamento. Problematiche
etiche contemporanee alla luce del messaggio evangelico. Edizioni San
Paolo, Cinisello Balsamo 2000, p. 179.
[9] Cfr. Rossé Gérard,
Il Vangelo di Luca. Commento esegetico e
teologico, Editrice Città Nuova, Roma 1992, pp. 14-15. Describe las
diferentes fuentes que Lucas utilizó para su composición. Los estudiosos
reconocen en Lucas tres fuentes diversas: El Evangelio de Marcos, la fuente Q
que Lucas tiene en común con Mateo y una fuente propia, la cual comprende un
tercio del Evangelio de Lucas, que sólo Lucas hace referencia. Se cree que esta
fuente puede ser oral y una parte escrita (logia).
[10] Cfr. Hays Richard,
La visione morale del Nuovo Testamento...,
pp. 180-181.
[11] Ibíd. Pp.
186-188.
[12] Prete Benedetto,
L’opera di Luca. Contenuti e prospettive,
Editrice Elle Di Ci, Torino 1986, pp. 37-38. Esta amplia
sección de Lucas narra el viaje de Jesús a Jerusalén y constituye “la parte más
personal y original” del tercer Evangelio. Lucas abandona el relato de Marcos
para colocar una recolección de hechos y de enseñas de Jesús que el
evangelista, para la mayor parte, toma de fuentes propias. Solamente en Lc 18, 15 se retoma el orden de Mc, la
sección de Lucas que narra el viaje de Jesús a Jerusalén se extiende hasta Lc 19, 27; en efecto en Lc 19, 28 se recuerda explícitamente que
Jesús, después de haber dicho estas cosas, sale hacia Jerusalén.
[13] Cfr. Hays Richard,
La visione morale del Nuovo Testamento...,
pp. 186-187.
[14] El punto
anterior nos hace entender la visión de Lucas en cuanto a Jesús, que es
representado como Moisés. Es decir, el cumplidor de las promesas hechas por
Dios a su pueblo.
[15]
Cfr. Stegemann Wolfgang,
“Occasione e contesto dei detti morali di Gesú”, in: Wolfgang Stegemann, Bruce Malina e Gerd Theissen, Il nuovo Gesú storico, Editrice Brescia
2006, pp. 216-218.
[16] Ibid. p. 219.
[17] DC, n. 31 a.
[18] Cfr. Rossé Gérard,
Il Vangelo di Luca, p. 405.
[19] La Constitución
Dogmática Dei verbum 11, haciendo
suya la cita de 2 Tim., 3,16-17 señala: “Toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para
responder, corregir, instruir en la justicia, para que el hombre esté en forma
equipado para toda obra buena”.
[20] Cfr. Fuchs
Josef, Responsabilità personale e norma
morale, EDB, Bologna 1978, p. 123.
[21] Para el siguiente apartado hago referencia en
exclusivo de la siguiente obra: Dunn James,
Gli albori del cristianismo. I La memoria
di Gesù, Editrice Paideia, Brescia 2006, pp. 636.639.643-644.646.
[22] Esto pone en
evidencia el contrasto con Lucas en el capítulo 14. Se trata de una parábola de Q usada tanto en
Lucas como en Mateo. Jesús exhortó a sus comensales un tanto ansiosos de
afirmar el propio honor a considerar suya la parábola, que narra la historia de
un hombre que fue en grado de convocar un gran convite invitando a muchos
huéspedes, un hombre que los comensales de Jesús podían identificarse. Bartchy Scott, Gesù storico e
capovolgimento dell’onore a tavola”, in Stegemann-Malina-Theissen, Il nuovo Gesù storico, Paideia, Brescia
2006, p. 291.
[23] Cfr. Conzelmann Hans,
Il centro del tempo. La teologia di Luca,
Edizioni PIEMME, Casale Monteferrato 1996, pp. 245-247.
[24] La vía de la Iglesia es el
hombre, así lo proclamaba el papa Juan Pablo II, en su encíclica RH n. 14: “(…) El hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el
cumplimiento de su misión, él es el camino primero y fundamental de la Iglesia,
camino trazado por Cristo mismo, vía que inmutablemente conduce a través del
misterio de la Encarnación y de la Redención”.